Depósito controlado

Aquella fracción de residuo que no es aprovechable debe ser depositada en un lugar controlado para evitar contaminar el suelo o el aire. Este lugar es el depósito controlado, que consiste en excavaciones en el terreno que se impermeabilizan y sobre la que se depositan los residuos no reciclables. Estos residuos son compactados en primer lugar y luego tapados completamente con una capa de tierra. De esta forma se evita contaminar el agua. Además los gases que puedan producir estos residuos son canalizados a la instalación de valorización energética. Una vez completado el espacio disponible se impermeabiliza también la parte superior y se cubre con una capa de tierra vegetal sobre la que se planta vegetación de la zona. Así, en un futuro el lugar donde hemos depositado aquello que no es recuperable, tendrá la apariencia de un cerro normal, mimetizándose con el entorno.

El depósito controlado está sometido a estrictos controles ambientales, tanto en la fase de explotación como en los 30 años siguientes a la clausura. Estos controles se basan en el análisis del agua subterránea, revisando la no aparición de sustancias contaminantes.

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